miércoles, agosto 03, 2011

Pornogonía

Digamos que esto le ocurrió a un amigo mío. Conversaba él amena y desinteresadamente con uno de esos borrachines recién conocidos en el bar cuando llegaron al tema.

Fue el borrachín quien le contó primero su historia, y a mi amigo le tocó oír con el interés que apremiaba el tema, no más no menos.

Luego, tras otra ronda de copas, era el turno de mi amigo. Según parece, varios en el bar -no sé bien si por casualidad o interés- le oían. Cuando terminó de contar su problema un silencio tétrico se adueñó del lugar. Hasta que un bastardo golpeó su vaso con la mesa y desde el fondo reclamó:

-Carajo, ya quisiera yo venirme en 3 minutos y ser yo quien la mande a la mierda.

Este señor, me contó mi amigo, se paró de su mesa y se marchó del bar con lo que parecía ser el mayor problema de todos los hombres ahí presentes.