La poesía: / Una ballesta. / Y el punto de mira, / un corazón. Estruendoso poema, demasiado para una sola noche.
Roger Wolfe nació en Inglaterra en el año 1962, pero reside en España desde su infancia haciendo del castellano su lengua matriz. De todo: poeta, narrador, ensayista, etc. Para mi suerte, esta vez me tope con un libro que reúne una serie de poemas y relatos suyos, donde los sinsabores de la vida y de la literatura en los últimos años se ven reflejados. Las palabras son inútiles, tercas, retorcidas / como tornillos que no entran rectos. / Y me cansan. Pero son lo único que tengo.
La visión de este autor no es más que dar en la llaga, no hasta que emerja la pus, sino, simplemente, hasta que el individuo pierda su condición de individuo. Dar en el clavo, y liquidarlo.
Uno de esos últimos rezagos de voz propia, honesta y libre. Una de esas lúcidas mentes que tanta falta siempre nos hacen. Pero para qué decir más, mejor los dejo con él.
VIOLENCIA
Mi hija (año y medio) procuramos que nos vea
en los momentos buenos o mejores:
cuando nos abrazamos y besamos,
cuando las cosas discurren con lisura y eficacia,
cuando no hay gritos ni vajilla amenazada,
cuando nuestro roce cotidiano es fluido
y no hay asperezas que nos hagan estallar.
Es obvio que lo otro –lo regular, lo malo, lo peor–
también lo ve, y lo oye; pero creo
que después de todo
no nos las arreglamos
demasiado mal.
Es alegre, nuestra hija; y no hay foto ni momento
en que no sonría.
Le ha dado, quizá por todo ello,
por abrazar a otros críos cuando los ve.
Se lanza sobre ellos, los envuelve
con los brazos y les planta un beso en la mejilla.
A cambio de sus esfuerzos ya le han dado
algún que otro tortazo.
Delante de los ufanos padres en cuestión.
Y ayer llegó, a modo de confirmación definitiva,
la guinda del patrón de conducta habitual:
una niña, algo mayor que ella,
al verla repartir sus holas y sus besos
entre un grupo de críos,
se volvió hacia un niño y le susurró en voz baja:
«Esta niña es tonta.»
Me hubiera gustado
estamparle la jeta en el asfalto.
Y a sus progenitores
machacarles luego la cabeza.
Pero a eso
lo hubieran llamado
violencia
LAS PALABRAS
Las palabras son inútiles, tercas, retorcidas
como tornillos que no entran rectos.
Y me cansan. Pero son lo único que tengo.
Los juguetes de un niño pobre.
Yacen destripadas a mi alrededor.
Todo su encanto se derrama por sus vientres abiertos.
El mecanismo hace tiempo que dejó de resultar
intrigante o atractivo.
No hay desafío. No hay chispa. No hay color.
El mundo es tan gris como mi asco.
Las palabras son los puntales de mi abulia.
Pero son –lo he dicho, lo repito– lo único que tengo.
POEMA LESIVO DEL AUTOR (Para Carlos Tijero)
FUMANDO ESPERO
El cigarrillo:
tiempo
dentro del Tiempo;
pausa;
paréntesis;
mundo al margen
de este mundo.
Cuántos cigarrillos
-entonces.
para crear un tiempo
dentro del Tiempo
de tu ausencia.
Roger Wolfe nació en Inglaterra en el año 1962, pero reside en España desde su infancia haciendo del castellano su lengua matriz. De todo: poeta, narrador, ensayista, etc. Para mi suerte, esta vez me tope con un libro que reúne una serie de poemas y relatos suyos, donde los sinsabores de la vida y de la literatura en los últimos años se ven reflejados. Las palabras son inútiles, tercas, retorcidas / como tornillos que no entran rectos. / Y me cansan. Pero son lo único que tengo.
La visión de este autor no es más que dar en la llaga, no hasta que emerja la pus, sino, simplemente, hasta que el individuo pierda su condición de individuo. Dar en el clavo, y liquidarlo.
Uno de esos últimos rezagos de voz propia, honesta y libre. Una de esas lúcidas mentes que tanta falta siempre nos hacen. Pero para qué decir más, mejor los dejo con él.
VIOLENCIA
Mi hija (año y medio) procuramos que nos vea
en los momentos buenos o mejores:
cuando nos abrazamos y besamos,
cuando las cosas discurren con lisura y eficacia,
cuando no hay gritos ni vajilla amenazada,
cuando nuestro roce cotidiano es fluido
y no hay asperezas que nos hagan estallar.
Es obvio que lo otro –lo regular, lo malo, lo peor–
también lo ve, y lo oye; pero creo
que después de todo
no nos las arreglamos
demasiado mal.
Es alegre, nuestra hija; y no hay foto ni momento
en que no sonría.
Le ha dado, quizá por todo ello,
por abrazar a otros críos cuando los ve.
Se lanza sobre ellos, los envuelve
con los brazos y les planta un beso en la mejilla.
A cambio de sus esfuerzos ya le han dado
algún que otro tortazo.
Delante de los ufanos padres en cuestión.
Y ayer llegó, a modo de confirmación definitiva,
la guinda del patrón de conducta habitual:
una niña, algo mayor que ella,
al verla repartir sus holas y sus besos
entre un grupo de críos,
se volvió hacia un niño y le susurró en voz baja:
«Esta niña es tonta.»
Me hubiera gustado
estamparle la jeta en el asfalto.
Y a sus progenitores
machacarles luego la cabeza.
Pero a eso
lo hubieran llamado
violencia
LAS PALABRAS
Las palabras son inútiles, tercas, retorcidas
como tornillos que no entran rectos.
Y me cansan. Pero son lo único que tengo.
Los juguetes de un niño pobre.
Yacen destripadas a mi alrededor.
Todo su encanto se derrama por sus vientres abiertos.
El mecanismo hace tiempo que dejó de resultar
intrigante o atractivo.
No hay desafío. No hay chispa. No hay color.
El mundo es tan gris como mi asco.
Las palabras son los puntales de mi abulia.
Pero son –lo he dicho, lo repito– lo único que tengo.
POEMA LESIVO DEL AUTOR (Para Carlos Tijero)
FUMANDO ESPERO
El cigarrillo:
tiempo
dentro del Tiempo;
pausa;
paréntesis;
mundo al margen
de este mundo.
Cuántos cigarrillos
-entonces.
para crear un tiempo
dentro del Tiempo
de tu ausencia.