lunes, abril 09, 2007

La perspectiva satánica de Baudelaire

Charles Baudelaire: Poeta, maldito, incestuoso, rebelde… Hombre. La figura emblemática y controversial del padre de la poesía moderna está de onomástico.

Censurado desde la publicación misma de su poemario Las flores del mal. Incomprendido durante largo periodo. Aclamado por otros veneradores de lo prohibido. Este explorador de lo urbano, merece mucho más que interpretaciones banales de su poética.

¿Por qué tildar a Baudelaire de satánico? En lo que se refiere a este estudio, ¿por qué decir modernista maldito? Es costumbre el hablar de un poeta maldito, es cierto; pero por qué caer en el sentido diabólico, como algunos ilusos afirman.

Hasta el siglo XIX el escritor era una persona respetable y de cierta manera, sofisticada, de elevada posición social y alto nivel cultural. Los mecenas, nobles, príncipes y aristócratas financiaban a los artistas junto a sus obras. No obstante, “la modernización acabó con todo eso”. El capitalismo y sus hacedores, con la intención del progreso, destruyeron la imagen romántica de la sociedad. El capital tiene como fin en sí mismo multiplicarse, engendrar plusvalía, acumular más y más capital. Progreso, progreso. Y ¿quién genera esto? No es si no la misma de siempre: La burguesía. Es justamente ella quien atropella el estilo de vida hasta ese entonces conocido. “La miseria que había sido un misterio, es ahora un hecho”. Es la clase dominante quien da este cambio cultural, ya que no solo fue en el aspecto social, sino también en lo cultural. Así, la modernidad no es más que una visión mercantilista de la literatura. En el siglo XIX aparecen los primeros autores que escriben con un nuevo motivo, que es el de ganar dinero, el de firmar contratos a destajo para poder pagar las deudas. “La vida moderna tiene una belleza autentica y distintiva, inseparable, no obstante, de su inherente miseria y ansiedad que tiene que pagar el hombre moderno”. Consecuentemente escribir día y noche con el único motivo de entregar los textos en la fecha acordada. En este caso tenemos el claro ejemplo de Balzac, Dostoviesky, entre otros. “Baudelaire muestra como la vida urbana moderna impone estos movimientos a todos”. Sin duda alguna, este fenómeno cultural enfermó la mente del poeta, y por ello, junto con Gautier –poeta contemporáneo- romperá con esa tradición inculcada abordando la temática del “Arte por Arte”.

Como Baudelaire detesta esta realidad, él trata de criticarla, y lo hace desligándose de todas las costumbres sociales y culturales de su época. Es decir, él, poeta, no sólo tomará el punto de vista bueno y libre, como lo hacían los románticos (desligue cultural); sino también abordará la realidad desde una perspectiva de lo miserable (desligue social). ¿Por qué decimos desligue? Pues Baudelaire, harto de las costumbres de su sociedad, rompe con ese vidrio opaco y empieza a contar lo que hay detrás de dicho vidrio. La vida tal como es, por ello canta: “¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga miseria!” Lo dice de este modo pues sabe que la vida no es solamente flores, cielos cálidos y salvación; sino también, las cantinas, el lodo y la frustración. El amor no solamente es sentido por el jovenzuelo ilusionado que manda cartas a su amada; la prostituta también puede amar, así sea una ramera con una pierna de palo pues excita y sigue siendo mujer, aún siente. Por ello decimos que Baudelaire muestra todas las orillas del río, el camino de fango, el camino humano.

Para demostrar esta suposición nos basaremos desde su poemario tan aclamado y criticado: Las flores del mal, en la traducción de Nydia Lamarque por ser la más legible que hayamos. El objeto de este poemario es tratar el tema de la vida misma, la vida real, esa que ves y sientes al dar dos pasos en el asfalto. Este poemario consta de cinco partes: Esplín e ideal, Cuadros parisinos, El vino, Las flores del mal y Rebelión. Con una parte final como conclusión: La muerte. Todo este poemario es un estudio sobre temas humanos, temas urbanos y demás.

Pero es en la cuarta pare del poemario, Rebelión, donde algunos se valen para decir que Baudelaire es satánico. Títulos como “Las letanías de Satán” y “Abel y Caín” hacen pensar que, en verdad, el poeta adoraba al ángel caído. Varios ilusos cayeron en la tentación de lo prohibido al afirmar dicha hipótesis. Pero debo opinar que la visión de esos lectores se deja llevar fácilmente por el título sin interpretarlo. No es que el poeta tome al diablo como un ídolo, sino como una metáfora. Para desarrollar este concepto diremos dos grandes factores que comprueban lo planteado.

El primer punto es, como hemos venido mencionando, que Baudelaire trata temas humanos, y uno de éstos es la moral que sostiene el hombre. También hace un momento dijimos que nuestro poeta crítica su contexto social, la cual era regida por los patrones del catolicismo. La moral de dicha religión era la soberana sobre las mentes de los hombres. En otras palabras, es la moral de la burguesía, de la modernidad. Baudelaire “muestra la falsedad de la Iglesia Católica”. Él odia esa moral, tanto como a las personas que la encarnan. En “Reniego de San Pedro” se ve la idea de dejar esta ideología falaz y ser consecuente con el mundo que tenemos alrededor. “De un mundo donde la acción no es la hermana del ensueño”, en este verso vemos la concepción de una liberación con respecto a la religión que nos gobierna pues la vida es más acción que ensueño. Es más que esa torpe ilusión de una vida terrenal sin interés, pues para ellos, la promesa del paraíso es más importante con respecto a lo que vivimos en este plano.

No cabe duda, entonces, que Baudelaire desprecia a la religión; pero ello no nos dice enteramente que él adoraba al diablo. Por eso, para decir si Baudelaire alababa o no a Satán es necesario recordar lo siguiente, el cual es el segundo punto. Baudelaire es el precursor del Simbolismo, por ello, cada verso que el escribe tiene una finalidad que va más allá de lo denotativo. La creación de símbolos es la forma sutil de expresarse del poeta, en el caso que tratamos, Satán es un símbolo que encarna aquella la rebeldía en contra de su contexto moral y social, criticando así a esa, desgraciadamente, innegable tradición; diciendo de dicha forma lo valioso que es la autoafirmación del ser humano, por más miserable que sea. Así critica y destruye la modernización insensible desde su poesía.

Entonces viendo la noción satánica de Baudelaire en el plano teórico, ahora comprobémoslo en uno de sus poemas más polémicos: “Abel y Caín”. El poema se divide en dos partes. La primera toma la descripción de dos razas hermanas, pero contradictorias, dos estilos de vida vinculadas por su creador.

Raza de Abel, duerme, bebe y come;
Dios te sonríe complaciente.

Raza de Caín, en el fango
Arrástrate y muere miserablemente.


En los primeros cuatro versos vemos como la idea de dos razas es legible. La raza de Abel y la de Caín, ambas provenientes de Dios, siendo de esta manera una dualidad como el bien y el mal, como luz y tiniebla, respectivamente. La raza de Abel vive tranquila y alegremente, bajo la sonrisa afectuosa del Dios; mientras que la de Caín, decae más en cada paso que da. Como animales desamparados que van a terminar muriendo.

Raza de Abel, calienta el vientre
Junto a tu lumbre patriarcal,

raza de Caín, en tu antro
¡tiembla de frió, pobre chacal!


Más adelante, en los versos del trece al dieciséis vemos como el poeta afirma y mantiene la misma idea de los primeros versos. Aunque de este modo enfatiza más la diferenciación de tales razas. Mientras que una más se desarrolla, la otra cae en el antro. Este “progreso, progreso” no es sino un efecto indeseable de la modernidad.

Raza de Abel, creces y engordas
¡como chinches en la madera!

Raza de Caín, por las rutas
¡arrastra tu familia entera!

En estos últimos versos de la primera parte del poema vemos la idea de la vida que sigue rondando. La raza de Abel son aquellos a quienes la vida les sonríe, para ellos la vida es fácil, puede tomarse como un ejemplo de la aristocracia que en ese entonces eran los forjadores de la moral católica. En cambio, la raza de Caín es la mayoría, aquellos que viven arrastrándose, tan sólo sobreviviendo, como lo es el pueblo. Es esta la visión de la vida que toma Baudelaire.

Ya en la segunda parte, esta visión realista de la vida es la que critica y ataca a las tradiciones de su época. Baudelaire toma la imagen de Caín, aquél que mató a su hermano, de posible vinculación con el demonio como el símbolo de la rebelión de la especie humana. ¿De qué importa los códigos morales de una sociedad si éstos no te sirven para vivir? Cuando uno se arrastra, cuando uno come las sobras de otros. Todo ese fango no es sino causado por la otra raza, la de Abel: la burguesía.

Raza de Abel, tu oprobio mira:
¡el chuzo al cielo ganó la guerra!

Raza de Caín, sube al cielo,
¡y arroja a dios sobre la tierra!


En estos, los versos que cierran al poema, se ve la idea de la Rebelión como lo es el título de esta parte del poemario. Cuando Baudelaire dice que la raza de Caín, la mayoría, los sufridos, los pobres, los que en realidad viven, suban a cielo y derroquen a Dios. Es así la rebelión contra toda la represión moral y social de ese entonces. Es aquí donde algunos suelen afirmar la adoración del poeta por Satán, como lo habíamos estado mencionando; pero no es otro caso más que la simbolización de Satán para tomarlo como una forma de rebelión contra su contexto.
Entonces, como hemos podido notar, el ideal poético de Baudelaire es criticar la vida que se tenía en ese contexto de la modernidad. El poeta se vale de símbolos para poder criticar todo ese fenómeno. él utiliza la figura de Satán para poder expresar sus sentimientos. La catarsis se da, tal vez no en los mejores términos que muchos desearían; pero se da. Baudelaire representa la ruptura con toda la poesía antigua, y es el primero en dar un paso hacia la poesía moderna. Aclarando, por supuesto, que dicha poesía de Baudelaire critica su contexto. Satán no es más que un símbolo de rebeldía para con toda esa Modernidad maldita... de la cual somos consecuencia.


FRASE LESIVA DEL AUTOR

Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es cierto, yo ya ley el libro... nunca lo jusgue como satanico, pero me gustaron... principalmente el de "las letanias de satan, lo irreversible, lo irremediable y lo imprevisto"

Anónimo dijo...

baudelaire critica a las bestias que gobernaban en su epoca y en su poemario podemos ver claramente lo injusto ,lo inmoral y toda esa basura que intentban ocultar tras su supuesta moralidad la cual como siempre solo es conveniente para aquellos que pueden disfrutar de todo tipo de extravagantes placeres