Sólo vine para decirte que encontré algo. Sé que es poco, pero también podría ser demasiado; es una frase. París no se acaba nunca de Vila–Matas es un libro en el que todo escritor en ciernes debería tomarse más de un rato. Esta es la frase:
La asesina ilustrada –primera novela de Vila-Matas-, con su atormentada descripción de la muerte de un poeta, da un pleno testimonio de ello, habla no sólo de mi drama personal sino del drama de muchos escritores jóvenes que al principio de su proceso creativo, si son imaginativos, suelen construir mundos poéticos propios, forjados en gran medida por sus lecturas, pero más adelante, a medida que la intensidad imaginativa va disminuyendo, van viendo cómo se acomodan a la realidad, caen en la prosa cotidiana y eso les hace sentir que han traicionado sus principios poéticos de primera hora. Algunos, los más inteligentes y obstinados, se resisten a rendirse tan fácilmente y mantienen la fe en su poesía durante algunos años más, pero lo que no saben es que, por mucho que hagan, la poesía ya les abandonó a ellos hace mucho tiempo. Nadie escapa a esta ley de la vida poética tan demoledora, nadie. O, mejor dicho, escapa de ella la inmensa mayoría de la humanidad, toda esa gente zumbada y aplastada por la tiranía de la realidad y que ha tenido la dudosa suerte de no haber distinguido nunca entre prosa y poesía.
Y para terminar, otra frase con la cual prácticamente cierra el mencionado libro, frase que el personaje de Margerite Duras dice: “Usted escriba, no haga otra cosa en la vida”.
La asesina ilustrada –primera novela de Vila-Matas-, con su atormentada descripción de la muerte de un poeta, da un pleno testimonio de ello, habla no sólo de mi drama personal sino del drama de muchos escritores jóvenes que al principio de su proceso creativo, si son imaginativos, suelen construir mundos poéticos propios, forjados en gran medida por sus lecturas, pero más adelante, a medida que la intensidad imaginativa va disminuyendo, van viendo cómo se acomodan a la realidad, caen en la prosa cotidiana y eso les hace sentir que han traicionado sus principios poéticos de primera hora. Algunos, los más inteligentes y obstinados, se resisten a rendirse tan fácilmente y mantienen la fe en su poesía durante algunos años más, pero lo que no saben es que, por mucho que hagan, la poesía ya les abandonó a ellos hace mucho tiempo. Nadie escapa a esta ley de la vida poética tan demoledora, nadie. O, mejor dicho, escapa de ella la inmensa mayoría de la humanidad, toda esa gente zumbada y aplastada por la tiranía de la realidad y que ha tenido la dudosa suerte de no haber distinguido nunca entre prosa y poesía.
Y para terminar, otra frase con la cual prácticamente cierra el mencionado libro, frase que el personaje de Margerite Duras dice: “Usted escriba, no haga otra cosa en la vida”.
3 comentarios:
Todo aquello que sea pensado, ha de perder su esencia.
me gustó la Asesina Ilustrada pero me gusta más sus cuentos.
pero no se trata de eso? que nada es estático?
que se debe escribir los versos y la prosa con difeente intensidad y diferentes modos?
sino sería muy aburrido
podrías escribir escribir algo sobre "los exploradores del abismo"
(gracias)
saludos.
Ocurre lo siguiente, aveces uno esta muy metido en ese trance de escribir y escribir... y es que a mi me ha sucedido eso de perder la esencia que tenia antes, los primeros años también, como recuperar esa maravilla? quien es el culpable? la música? el clima?
me encanto el blog.
Éxito y saludos.
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